Date prisa, date prisa...

Lo digo constantemente. Lo digo mucho más de lo que desearía. Llevamos una vida llena de horarios y responsabilidades que desemboca en carreras al cole, al inglés e incluso al parque. En mi descargo alegaré que los horarios son los que son y que el sol se va muy pronto en esta época del año pero después de leer este artículo varias veces, he decidido cambiar la forma de hacer las cosas. Hay que pararse a mirar lo pequeño, lo sencillo, lo que sólo los niños ven claramente... Los adultos sufrimos un tipo de miopía que hace que lo esencial aparezca borroso y lo accesorio importante.

Las horas, los días, los meses... pasan volando y los niños parece que aceleran el proceso. Menos mal que ahora llevamos siempre encima una cámara que nos permite conservar estos pequeños regalos...

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