Te regalo una cabra

Todo brilla... las calles se llenan de luz y las casas de purpurina (en la mía hay por todas partes y aún no la hemos adornado). Las tiendas te reciben con una agresiva mezcla de destellos y ofertas de forma que te sientas tentada (casi obligada) a comprar, y comprar, y comprar... Y en medio de este empacho de "nuevo espíritu navideño" vuelvo a preguntarme que estamos transmitiéndoles a nuestro hijos... si realmente serán capaces de darle valor a lo importante y no tanto a lo consumible...

Hace años quise regalarles a unos familiares una cabra, aunque realmente no era para ellos sino que era un regalo solidario. Llegué a comprarla... pero no me atreví. No lo hubiesen entendido, ni ellos ni los que los rodeaban.

Por todo esto me ha encantado este artículo que he leído hoy sobre regalos que no son juguetes. He tomado muchas notas para ponerlos en práctica. Con esto y otra cabra, o unos pollitos o un puñado de semillas de girasol completaremos la carta de los Reyes Magos.

A veces es necesario dejar de comportarse como autómatas y pararse a reflexionar sobre lo que hacemos, de donde vienen las tradiciones o si estamos siendo fieles al espíritu de las cosas. No obstante que conste que a mi... claro que me gusta ir de compras!!! y tomarme un chocolatito caliente para reponer fuerzas... :)

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