Una vez que llegamos a la cima sanos y salvos (e intentando no pensar en la bajada) descargamos al personal menudo (5 en total) y fuimos a comer antes de dar una vuelta. Hay Centro de visitantes con cafetería, guías profesionales y actividades. En el parque hay cuevas, rutas accesibles y un paisaje espectacular...
Dimos una vuelta hasta el mirador más cercano...
Y nos fuimos... no se podía estar allí... y menos con tanta chiquillería propensa a los mocos.
Para redondear el día fuimos a ver la preciosa Alcazaba y la Real Colegiata. Al recinto se accede desde el mirador de las Almedinillas...
...pasando por el magnífico Arco de los Gigantes. La entrada a la Alcazaba nos pareció cara porque incluye audioguías, algo completamente inútil cuando el ratio adulto/niño es claramente favorable a los enanos. Disfrutamos de la visita a pesar de las tortuosas escaleras de las torres (cada uno con un peque en brazos) y de que no teníamos mucha información sobre lo que veíamos. Las mayores se quedaron con las audioguías e iban soltando frases sueltas de lo que oían. A mi no me quedó claro si la alcazaba era romana, mora, cristiana o extraterrestre...
Las iglesias, los conventos, las callejas y sobre todo los dólmenes tendrán que esperar a la siguiente visita... esta vez en primavera, a ser posible.
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